Cuando se enfermó el tata.......

Amables, les cuento que he tenido un fin de semana de lo más nefasto, bueno en realidad no tanto, pero podríamos considerarlo como bastante malo. La peña que íbamos a tener con mi grupo de scout, parece ser que ha sido cancelada, la verdad es que le tenía fé al asunto, y lo peor pero peor peor es que se me quebró la pantalla del celular en un confuso incidente: no estoy seguro si me senté encima o bien por un fenómeno de diferencias de presión la pantalla LCD del aparato se trizó y no va más, no sé cual será la solución de este desaguisado, lo bueno es que puedo hacer un cambio anticipado quizás y obtener uno nuevo, en fín. Cumpliendo con lo que había anunciado, voy a hacer un relato de un hecho que realmente me marcó mucho y que sucedió hace casi 11 años atrás.

Mi abuelo se enfermó de cáncer a mediados del año 1994, yo tenía 11 años y en realidad no cachaba mucho del tema del cáncer, por lo que si sabía bien es que era una cosa de cuidado, en el momento no era una inmediata sentencia de muerte para el tata. Transcurrían los meses y la salud del tata se iba resintiendo, y era bastante evidente para todos. Un día mi mamá me contó que el tata estaba enfermo de cáncer y que realmente no era su pronóstico muy alentador, me podía dar cuenta que cada vez estaba más flaco y que no le llamaba demasiado la atención eso de andar comiendo. Para el 95, se le veía algo más huesudo, pero aún activo y haciendo lo que era usual para él, incluso una vez llegó todo mojado del campo y contando que había andado a caballo, cosa que era común para él en la juventud, y una muy mala idea para sus 70 años. Obvio todos lo retaron, sobre todo considerando que tenía tres hijas, osea todo un chiche el caballero. La verdad es que yo recuerdo es que mi relación con el tata, si bien era cercana no éramos mucho de andarnos haciendo cariño ni nada de eso, quizás por el hecho de ser el nieto mayor como que sentía que a veces éramos muy distantes, más bien porque yo vivía la edad del pavo y ya no era visto como un niñito chico. Ya el año 1996, la salud del tata estaba deteriorada al punto de que constantemente caía a la cama, su actividad disminuyó y no podía ir al campo a ver sus maderas ni hacer trámites ni diligencias como lo solía hacer, incluso dejó de manejar. Mi mamá pasaba largas horas acompañándolo y había días en los cuales simplemente no se levantaba. Una de las cosas que me produjo cierto grado de impacto fue que un día me di cuenta que la cama matrimonial, en la cual aún dormía con mi abuelita ahora ya no estaba, separaron sus camas, así ambos podían dormir más tranquilos. Ya en la primavera de ese mismo año sabía que al tata le quedaba poco, constantemente se veía ahogado por la flema de algún resfrío, llamaban a la “vida móvil” y en más de una ocasión lo salvaron de la asfixia, la vida de todos en la casa se veía algo afectada, yo tenía trece años, mi hermana nueve y mi otro hermano siete. Mi mamá poco se veía en mi casa, mi abuelo casi no comía, para que lo hiciera hacían un tremendo “show”, tenía fantasías, como que ya había ido a comer a un restaurant, y que mi abuela salía en las noches a bailar y lo dejaba solo, para ese tiempo no se levantaba de la cama, pasaba noche y día, le compraron un cojín anti-escaras (úlceras por presión) y estaba muy flaco. Todos los días pasábamos a ver al tata, no estaba muy lúcido y ya no nos reconocía, todos sabíamos que cualquier día se moría, todo completamente asumido, tuvimos más de un año para hacernos la idea. Bueno no quiero hacer esta entrada tan larga, en el próximo capítulo les relato lo que fue la muerte del tata, y que pasó después de eso, que es lo inesperado………….continuará